lunes, 23 de junio de 2014

Día de lluvia

Desde el balcón uno mira con nostalgia inconfesada el mar que bate la línea artificial de la costa. Esta mañana La Habana parece un fotograma de Memorias del subdesarrollo. Otra vez nos acude la sensación de que la realidad se parece a la ficción y no al revés. 

El mar de leva ha devuelto al Malecón las islas de basura que lanzamos a las aguas. Más adentro, la tempestad y la brisa marina han carcomido los edificios. El salitre diluido en el terral socava los ladrillos, desnudando las estructuras de las casas más antiguas. Centro Habana parece hostil. La suciedad, la peste, la pobreza… también diluyen mis deseos de vivir en La Habana. Dicen que las autoridades encargadas cierran los edificios con riesgo de derrumbe y buscan albergue a los inquilinos, pero, otra vez otras personas se alojan en los mismos cuartos precarios. Viven en medio de la posibilidad del derrumbe, de la muerte.

El tráfico incesante de los autos me hace recordar, por oposición, la tranquilidad del campo. Para alguien que abraza el sosiego de provincia San Lázaro y Galiano —principales arterias del bullicio y del movimiento mecánico— parecen caminos del infierno.

Poco a poco el Vedado se va levantando bajo la lluvia. En la calle 23, centro del habanerocentrismo, un vendedor de periódicos guarece sus diarios de la lluvia sin dejar de vocear: ¡Compre el periódico Granma! ¡Lea el chisme que le levantaron a Despaigne en la página 11…! Por un momento retornamos a La Habana del pasado: cuenta una profesora de Periodismo que antes de la Revolución los voceadores de diarios anunciaban acontecimientos falsos para vender más: ¡Entérese de lo que sucedió en Las Villas!... aunque en Las Villas no había sucedido nada. Al paso, todo va cobrando sentido. Los sucesos insignificantes del presente se atan a otros sucesos insignificantes del pasado, y juntos van tejiendo un entramado de situaciones que probablemente no recordaremos más.

A la altura de la Calle G, donde se reúnen las tribus urbanas, había cesado la llovizna. En un banco húmedo una mujer alzaba la Biblia y leía a su hijo —o a su joven amante— un versículo que condenaba la lujuria. El mismo lugar que ocupan los emos en la noche, sirve de día a un culto cristiano improvisado. Los espacios cambian de aspecto al turno de sus habitantes.

De vuelta al Malecón las olas encrespadas sobrepasan el muro y se lanzan contra la carretera, creando pequeños lagos de agua salada que los carros evitan. Mientras la vida acontece, y tienen lugar los sucesos intrascendentes que atan al presente con el pasado, y los sitios de la ciudad van tomando la naturaleza de las personas que los habitan, y los ladrillos de Centro Habana se van consumiendo con una lentitud secular, comienza a lloviznar nuevamente. Y la gente va guareciéndose como puede en la ciudad hostil. Desde el balcón nos creemos protegidos del mar, hasta que pensamos en el salitre.

11 comentarios:

  1. La Habana siempre me ha parecido una ciudad inventada, solo las olas y alguna que otra tormenta la salvan de perderse en los recodos del absurdo.
    Me llegó la llovizna.

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    1. Gino, si llegó hasta ti la llovizna estoy satisfecho. Un abrazo...

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  2. Muchas gracias Carlos por ese guiño. Adoro saber que recuerdas una de las cosas que más me gusta enseñar. Recordé mis días habaneros, mis años de profe y las huellas que uno deja por ahí.
    Neiky

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    1. Gracias a ti por llegarte hasta esta aldea maldita. Por supuesto, el guiño es para ti. Un abrazo hasta Tarragona.

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  3. Hola, te encontre amigo, ni te imaginas como. Un abrazo. Dayani

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    1. ¡Amiga! Me sorprendes apareciendo aquí. Este es mi correo, a ver si nos comunicamos: alejandro91carlos@gmail.com. Un beso grande.

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  4. Ese segundo parrafo le corroe a uno el corazon como un acido que no hay forma de diluir. La Ciudad Hostil. Que definicion tan perfecta. Copio parte de el para publicarlo en mi muro en Facebook.

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    1. Gracias, Andres. Me alegra que disfrutaras el texto. Escribí cuanto sentía. Un abrazo grande...

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  5. Bello y emotivo artículo, gracias, toca las fibras de nuestra cubanidad.
    Lo publiqué:http://cjaronu.wordpress.com/2014/07/24/dia-de-lluvia/

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  6. Muchas gracias por leerlo y publicarlo. Un abrazo desde Cuba...

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  7. Correspondo al abrazo. Sigue escribiendo tu pluma es mágica

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