lunes, 2 de diciembre de 2013

Los sueños de la fortuna


Se corrió una vez por Guaracabuya la voz de que mi abuela tenía sueños premonitorios. La gente murmuraba que Marisel Moya conocía las claves de los azares posibles en los días por venir. Pero no era ella, sino Dios o la providencia astral quienes determinaban el objeto, el tiempo, y el beneficiario de la comunicación.

Por algún tiempo mi abuela fue la intermediaria de la fortuna. Cuando la familia sobrevivía al Período Especial ella desarrolló aquel don inescrutable, como una adaptación a la severidad de los tiempos. En cada sueño una voz divina la instruía: «Tu familia necesita dinero; aquí tienes el número de mañana; sácatelo y ayuda a tus parientes». Los avisos se repetían a menudo, y ella cumplía entonces las indicaciones del Más Allá. En contra de las leyes humanas se volvió frecuente de las casas de juego.

La suerte de la vieja vidente se hizo fama. Cabilla, el colchonero del pueblo, la interpeló un día: 

—Marisel, a mí me dijeron que usted sabe el número que va a salir todos los días… Vengo a pedirle que me venda sus sueños. Le prometo que nada de lo que yo haga la afectará; voy a ir hasta Cabaiguán a jugarme el número de la suerte, lejos de aquí.

—¿¡Cómo le voy a vender mis sueños?! ¡Los sueños son una cosa íntima! —espetó mi abuela.

Hace años Marisel Moya perdió el don de soñar con los números de la bolita. No sabe cómo ni por qué, como tampoco supo nunca el origen de su buenaventura. En los tiempos que corren añora, en vano, la vuelta de la fortuna.

Ni Cabilla, el colchonero, ni nadie más en Guaracabuya han pretendido comprar sus sueños otra vez.   

9 comentarios:

  1. ¡Esos cuentos de Guaracabuya piden ya un libro!

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    1. Ay, Yuris, ¡qué aliento me das! Todavía faltaría mucho por escribir, y luego revisar, corregir, mejorar... Y después: ¿Quién me va a publicar un libro a mí sobre Guaracabuya?
      Un beso...

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    2. me gustaria ayudar $$$ para el libro

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    3. Anónimo, gracias por leer mi crónica. Creo que más que dinero ahora necesito empeño, es decir, escribir, escribir... Después, no sé. Gracias. Un abrazo...

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  2. carlooooooosss!!!! eres lo mejorrrrrr...muchacho, lo tuyo es la literatura, no el periodismo viandero. Serás escritor. Nunca trabajarás en un medio de prensa cubriendo reuniones de los diferentes organismos, ni balances que no dan noticia periodíatica. Serás escritor y ganarás el cervantes, el juan rulfo y luego....el nobel, ya verás....jajaja te queremos faquito lindo. Gracias por demostrar cuan fácil es ser virtuoso.

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    1. Muchacha, cuando me dices estas cosas me sonrojo mucho. Qué premio, ni qué premio. Yo no voy a pasar de escribir algunas crónicas. En este país hay un montón de periodistas grandes, jóvenes.
      Ah, claro, prefiero escribir estas croniquillas que cubrir las reuniones, los balances...
      Te quiero mucho. Un beso grande...

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  3. Escribe, escribe, escribe, claro que tienes que publicar un libro, Guaracabulla lo merece, y para eso estas tu ahí. A mi me fascinan tus crónicas, las disfruto no sabes cuanto. Esta de mi prima Maricel me encantó. Te recomiendo que investigues acerca del veterano mambí que fue tu tatarabuelo. pregúntale a tu abuela por el, busca una foto donde montado en un caballo blanco lucía su atuendo de mambí. Pastor Cintra merece un artículo de los tuyos.

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  4. Richard, gracias por tu aliento. Ya conozco algunas historias de mi tatarabuelo mambí. Mi tía abuela Aleida conserva la foto que mencionas. Un día voy a escribir sobre Pastor Cintra, te lo prometo.

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