lunes, 18 de abril de 2016

Milagros en todas partes



Nunca imaginé que ningún texto mío llegaría a atraer la atención de tantos lectores. Ni que superaría el límite entre las pantallas frías y la vida común. Desde la publicación de La soledad de la mujer pez en OnCuba, el 15 de abril pasado, he recibido mensajes —por Facebook, por gmail, por sms, de unas a otras personas y hasta mí— desde América del Sur, Estados Unidos y Europa, sin contar con el enorme aluvión de correos de cubanos y cubanas residentes o no en la Isla.

Todo el mundo quiere ayudar a Milagros desde cualquier parte. Cada quien desea enviar cuanto pueda: ropas, alimentos, otros bienes… Ayer, una maestra de Guaracabuya se ofreció voluntariamente a enseñarla a leer y a escribir. Hace unas horas un maestro de La Habana dijo también que estaba dispuesto a alfabetizarla, sin preguntar si quiera cuán lejos estaba Guaracabuya de la capital.

A cada momento aparecen nuevos ofrecimientos desde nuevas regiones de Cuba o del mundo. Alguien me llamó desde Dallas, Texas. Varias personas que nacieron en Guaracabuya y conocieron a Milagros crearon un gofundme en internet. A estas horas han logrado recaudar 65 dólares de un total de 5 000. Desde Estados Unidos, también, me dijeron que el texto y las imágenes cada vez llegaban a más personas. Me cuesta decir que “se habían vuelto virales”.

Puede que la imagen de Milagros haya conmovido a todos en todas partes. Puede que la fatalidad de ella haya servido para experimentar la propia fatalidad de uno, por insignificante que sea. O no sé —ni ahora mismo estoy tan interesado en hallar las causas de esta reacción. Milagros ha conmovido a decenas de personas que desean hacer alguna cosa, cualquier cosa concreta desde cualquier parte.

Pero, también hay que decirlo, Milagros solo ha conmovido cuando apareció en los medios y en las redes sociales. Antes no existía. Por supuesto, antes casi nadie sabía ni se imaginaba que existía. Aún así, un amigo me advierte que Milagros no es la única persona que necesita ayuda en Cuba. “Hay muchas más personas, lo que pasa es que ahora Milagros ha causado interés porque está en los medios”, precisa.

Y él tiene toda la razón. Pero después que cedí a escribir la historia no tengo el derecho de negar a nadie su contribución a Milagros. Es verdad, también, que tengo miedo. No sé cómo mantener las cuentas claras, no sabría cómo desempeñarme, ni sé cuál es la mejor manera de hacer llegar el dinero y los recursos hasta Milagros si yo, nada más, soy periodista. Por otro lado, su único hermano en capacidades mentales plenas —Bruno— padece cáncer y no podrá hacer tanto como quisiera.

Yo no pretendo —ni quiero, ni podría— sustituir a las instituciones cubanas encargadas de atender a Milagros. Espero que la noticia de que ella existe llegue a todas partes adonde deba llegar, o tendré que llevarla yo mismo. Salud Pública y Bienestar Social deben encargarse de una vez de Milagros, puesto que sus hermanos, por las razones que sean, no pueden.

Es inevitable que ahora yo comience a recibir dinero donado a Milagros. Y me pregunto dónde termina mi deber como periodista y donde comienza una labor humanitaria que no me compete a mí. ¿O sí?

En definitiva, aclaro: lo que llegue hasta a mí será entregado a Bruno y, de mutuo acuerdo, proveeremos a Milagros de los bienes que más necesita. Pero la prioridad será insertarla en el sistema cubano de Salud Pública para que sea operada y pueda aprender a leer y a escribir. Otra vez: yo no pretendo sustituir a ninguna institución que deba asumir la responsabilidad. Nosotros las “agitaremos”, si es preciso, para que reaccionen. Y ellas deberán asumir. Y ellas deberán actuar.

Nosotros —yo, como cualquiera de ustedes— acompañaré a Milagros hasta donde pueda, contaré la historia y fundaré mis esperanzas en que no vuelva a ser necesario otro reportaje de esta naturaleza en OnCuba, en que nadie más —nunca— necesitará a otro periodista.

4 comentarios:

  1. Carlos. No puedo evitar seguirte y a Milagros tampoco. Todos tenemos algo de caridad en nuestro interior. Quizás con Elaine, la de Periodismo de Barrio, veo que sabe mantener las cuentas claras, o con Kaloian, el fotógrafo que está en Argentina, puedas obtener las herramientas para poder aquilatar toda la ayudaque llegue a Milagros y que seas el portador. No tengas miedo. Tu trabajo demuestra lo que ers capaz de hacer y tenemos confianza en que podrás hacerlo bien.

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  2. Noble causa. No importan ni los culpables ni los responsables. Podrán existir muchas personas con situaciones extremas como Milagros, pero Dios quizo que estuvieras ahí para ella y "algo" de luz llegue a su vida. Qué Dios te de entendimiento para que todo salga muy bien. De momento solo puedo constribuir con oración y socializar en las redes. Un abrazo.

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  3. Excelente Carlos, el periodista es un poco eso, los ojos, oídos y hasta las manos de quienes más necesitan de ayuda y solidaridad

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  4. Cuidado Carlos.
    Una cosa es denunciar, decir, hablar. Otra es convertirte en asistente social. Es muy noble lo que has hecho, pero el dinero no tiene amigos.
    Ella no es la única persona en Cuba con esa enfermedad. Le has preguntado a ella qué es lo que quiere en realidad?. Le has preguntado si quiere que su vida se vuelva un infierno cuando la gente comience a envidiar el dinero? Le has preguntado si acaso quiere a cientos de personas encima de ella, indagando por la historia? Le has preguntado si quiere que sus hermanos se lleven peor aun por causa de dinero? Le has preguntado si quiere a más fotógrafos tomándoles fotos? Ya le leiste a ella todos los comentario de OnCuba? Crees que tendrá una vida mejor repleta de dinero, y con poco amor? Crees que su vida será mejor por estar recibiedo intrusos y periodistas frecuentemente? Crees que su vida será mejor porque una ONG ahora aparezca todos los meses a convertir su vida miserable en un espectáculo de masas? No crees que su propia soledad también es parte de su poca felicidad?
    Al final, si has estudiado la enfermedad sabrás que, desgraciadamente, todo el que la vive tiene muy poca vida.
    Cuidado Carlos, esa entrevista te catapulta a la fama, pero a ella le entierra más en el lodo por mucho dinero que pueda recibir en lo adelante.
    Cuidado Carlos. Eres muy valiente. Solo piensa detenidamente en todo, desde el principio hasta hoy.
    Lo mejor es que la Iglesia, o quizás la seguridad social se ocupen de ella, sin tanta fanfarrea, sin tanta gente convirtiéndose en héroes a causa de su estado. No metas las manos en eso. Te lo aconsejo. No toques un centavo, o no tendrás vuelta atrás.
    Un abrazo.

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